domingo, 16 de marzo de 2014

Partido Pirata

Cuando con orgullo digo a mis conocidos que pertenezco al Partido Pirata suelen creer que es una broma. A continuación les aseguro que hablo en serio y entonces me preguntan qué partido es ese.




No les detallo nuestro ideario ni los estatutos sino que les hablo de cómo entiendo yo mi partido y por qué estoy dentro de él.

Siempre he intentado dar rienda suelta a mi creatividad y llevo dibujando, modelando, inventando y componiendo música prácticamente toda la vida.


En el 2006 comencé a hacer prototipos de algunos diseños de mobiliario y edité mi primer CD, realicé dibujos normalizados de algunas invenciones e intenté registrar y patentar mis creaciones (¡Mi nombre se incluye en este folleto de la Oficina Española de Patentes y Marcas como uno de los mayores solicitantes de 2010! )
Ya sabía que las patentes eran muy caras pero confiaba en la aplicación de una norma por la cual se me aplazaría el pago.
Tal norma no se consideró ajustada a mi caso y debí desistir de continuar el proceso de protección legal de mis ideas por el elevado precio de las tasas iniciales que se me pidió desembolsar.

Considerando el bajo coste del registro de obras musicales me afilié a la SGAE cuando aún su desprestigio no había cundido entre la población pero me decepcionó su marcado mercantilismo. A las asambleas de socios no se me dejaba ni siquiera asistir, considerándoseme miembro de inferior categoría. Tuve otros tropiezos con la SGAE que me disgustaron bastante y, sin voz ni voto para cambiar la Sociedad desde dentro, solicité la baja. Llegué a la conclusión de que la SGAE sirve bien  los intereses de las discográficas y de los intermediarios culturales pero es un tapón para el desarrollo fluido de una cultura libre y abierta. No dudo que los compañeros creadores que se encuentran en otras circunstancias sean socios de buena fe y nada tengo contra ellos. Por mi parte, cuando se me permita participar de alguna forma no meramente testimonial o simbólica reconsideraré mi postura.

Soy aficionado al cine y, aunque no me autoinculparé de ningún delito ni falta, he tenido acceso a gran cantidad de películas, entre ellas algunas descatalogadas o muy difíciles de encontrar como algunas de Satyajit Ray o de Abbas Kiarostami, dos de mis directores de culto preferidos. Sin los medios de intercambio que ofrecía internet y las secciones audiovisuales de las bibliotecas públicas de Castilla no hubiera conocido algunas de las obras más interesantes de estos creadores.
Pero entonces llegó Sinde y la persecución del FBI a los principales facilitadores internacionales de intercambio. El ataque al libre discurrir de las manifestaciones culturales era tenaz y decidí hacer algo. Colaboré activamente con #nolesvotes mandando emails a todos los diputados para que consideraran la evidente fuga de votantes que sufrirían en caso de apoyar las reaccionarias propuestas del PSOE. Tuvimos algunos éxitos y apoyé la Iniciativa por la libertad en la red.
Poco después vino la primera gran manifestación consecuencia de tales desmanes, el 15M, y me entusiasmé con la idea de un nuevo mayo del 68. Las circunstancias habían hecho que yo ya estuviera en el movimiento por la parte de #nolesvotes y el apoyo ciudadano y todo lo que vino después fue algo que me conmovió.
He seguido también el nacimiento de Pirate Bay y del primer Partido Pirata europeo y cuando en España se fundó nuestro Partido Pirata, no me lo pensé dos veces y solicité afiliarme.



Creo que el modelo capitalista en el que vivimos está transformándose y que podemos hacer mucho para facilitar la transición hacia una sociedad opuesta a la actual, cuyos valores sean la solidaridad y el bien común. Hay que procurar el cambio del sistema de patentes y su secuestro, que impide el progreso y que promueve el uso de tecnologías obsoletas, como las de explotación de combustibles fósiles. La gratuidad de las patentes y el desbloqueo de las patentes ocultas o secuestradas supondría un gigantesco avance social.
Hay que combatir a los oligopolios y a las grandes multinacionales que junto con un puñado de oligarcas deciden en grupos sus secretos planes y son de facto el gobierno en la sombra de la humanidad.
Hay que terminar con las patentes de medicamentos que llevan a la muerte a millones de personas. 
Hay que suprimir las patentes de organismos y de software. Las instituciones deben promover el software de código abierto.
Hay que terminar de una vez por todas con esta Unión Europea que ha sepultado nuestras ilusiones europeístas al impedir la toma democrática de decisiones por parte de los ciudadanos.
Hay que bloquear el resurgimiento del fascismo y del populismo que es lo que esta Unión Europea origina, mediante el uso de tecnologías que faciliten una democracia líquida a gran escala. Apoyemos decididamente la Reforma 13 de Daniel Ordás.
Hay que promover vías de diseño abierto, open source, P2P y otras en el mismo sentido.
Hay que terminar con la caza de ballenas, apoyar los proyectos de defensa animalista y el proyecto gran simio, además de considerar personas no humanas a delfines y otros compañeros animales.
Hay que terminar con la injerencia de unos Estados en los asuntos de otros, con los bombardeos indiscriminados con drones y con la persecución de los luchadores por la libertad y la democracia como Snowden y Manning.
Hay que favorecer las criptomonedas como el bitcoin, independientes de bancos y gobiernos.
Hay que encarcelar a todos aquellos que desde los bancos han promovido la crisis y han delinquido, estafando a los ciudadanos, esquilmando valiosos recursos y defraudando al Estado.
Hay que apoyar a jueces como Silva o Alaya que suponen un desesperado grito de separación de poderes y de democracia en un ambiente general de desánimo.
Hay que terminar con el bipartidismo en Europa como en España.
Tal vez no pienses como yo o estas ideas te resulten chocantes. Si es así te pido respeto.
Puede que estés de acuerdo con alguna o con todas las ideas aquí expuestas. En ese caso te pido que te movilices para no contemplar impasible la victoria de quienes intentan subyugarte.