«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre. Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres»
Miguel de Cervantes Saavedra,
Don Quijote de la Mancha (Parte I, Capítulo LVIII)
TEMPLANZA
EPISODIO SEPTUAGÉSIMO QUINTO
LIBERTINOS
Cuando en el colegio hablaban de libertad, siempre mencionaban su sombra figurada, su supuesta némesis: el libertinaje. Ya entonces aquel planteamiento me parecía un truco y más aún viniendo de tales represores de la libertad infantil.
La dicotomía «libertad - libertinaje» es un sofisma retórico que no opone dos realidades, sino que fragmenta un mismo espectro de autonomía humana. Su función no es iluminar, sino nublar el debate para acotar la libertad a conveniencia.
El juego de las definiciones
Mediante esa falsa oposición, la libertad se presentaba como una capacidad de elección condicionada: actuar dentro de un orden, ajustarse a una moralidad concreta, la de quien define los términos, y asumir una responsabilidad prefijada, es decir, establecer una serie de limitaciones mentales que de antemano garantizan el control.
El libertinaje, en cambio, encarnaba el mal absoluto: caos, pecado, irresponsabilidad. Como expresa la RAE, un «desenfreno en las obras o en las palabras» —pero, atención— ese «desenfreno» solo existe cuando alguien se arroga la capacidad de decidir si un acto transgrede una determinada concepción de la moral, la suya. (Real Academia Española, 2025)
Las libertades civiles y la libertad espiritual
De alguna forma, las libertades civiles se relacionan íntimamente con el concepto moral de libertad.
Bakunin lo dejó claro: «Solo puedo sentirme libre cuando todos los que me rodean sean libres». No era un eslogan, sino una crítica al individualismo burgués según el cual «mi libertad termina donde empieza la opresión ajena». Pero hay otro matiz esencial, el que aporta Nietzsche: la libertad no es solo un derecho, sino un acto de voluntad.
Para él, en Así habló Zaratustra (1883-1885), la verdadera libertad exige saber qué se quiere y tener la determinación para lograrlo. Lo contrario —las dudas, las adicciones, lo que el llamaba ‘instintos" y asociaba a perros de presa, o la sumisión a mandatos ajenos— no son ya libertad, sino esclavitud disfrazada. Como escribió:
«‘Debo’, ‘quiero’, ‘puedo’: he aquí los tres pasos de la voluntad libre. Quien no supera el ‘debo’ (la moral impuesta) nunca llega al ‘quiero’ (el deseo auténtico) ni al ‘puedo’ (la acción decidida)». (Nietzsche, 1885)
La templanza y el estoicismo: libertad como autodominio
Podemos considerar aquí la virtud clásica de la templanza (sofrosyne) y las consideraciones éticas del estoicismo: los griegos ya sabían que la libertad no se limita a hacer lo que uno quiere, sino que se extiende a la voluntad de desear la virtud (Epicteto, Enquiridión). Para ellos la autodisciplina no es el enemigo de la libertad, sino su condición. Sin ella, caemos en el capricho o en la tiranía de los instintos. —justo lo que Nietzsche criticaba como ‘falta de voluntad’.
La clave está en quién traza el límite
Foucalt expresaba que "El libertinaje es el chivo expiatorio perfecto: un concepto vago que se llena con lo que el poder quiere prohibir en cada época", (Foucalt, 1976) y aquí radica la trampa: no hay una línea objetiva entre libertad y libertinaje, sino una frontera móvil que marca la ideología dominante.
Para San Francisco de Asís, el libertinaje era la riqueza y el apego a los bienes materiales.
Para Nietzsche, era la moral de rebaño que ahoga la voluntad de poder («La libertad se alcanza dando una nueva significación a los valores impuestos», Así habló Zaratustra)
Para Tomás de Torquemada, libertinaje era pensar por uno mismo, como demostró al perseguir a judíos, musulmanes y "brujas" bajo esa acusación.
Para la visión política predominante en España en el segundo tercio del siglo XX constituía libertinaje todo lo que no encajara en su rígido ideario —desde el divorcio hasta el arte vanguardista no afín.
La operación retórica es clara: crear un enemigo difuso («el libertino») para criminalizar cualquier libertad que desafíe el statu quo: "el 'libertinaje' no es un fenómeno real, sino un fantasma que justifica prohibiciones". (Chomsky, 1988)
El verdadero opuesto de la libertad
Si buscáramos auténticos antónimos de la libertad podríamos concluir con Cervantes que el cautiverio o la esclavitud lo son, o, como diría Hannah Arendt, la tiranía —es decir, la sumisión a un poder que suplanta al individuo en su elección de qué es "libertad" y qué es "exceso" (Los orígenes del totalitarismo, 1951)
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La libertad no tiene opuesto: tiene grados. Depende de quién la ejerce, dónde y cuándo. Lo que ayer era «libertinaje» (el divorcio, el sufragio femenino, la libertad sexual), hoy se considera un derecho, y lo que ahora algunos llaman «libertad» (ej. la «libertad de empresa» sin regulación), mañana podría verse como opresión.
Amor y Libertad o miedo y esclavitud
Si tuviera que asociar la libertad a un concepto universal, lo haría al amor:
Amor a uno mismo (autonomía).
Amor a lo natural (fluir sin imposiciones).
Amor a los semejantes (reconocer su misma libertad).
Su opuesto no es el «libertinaje», sino el miedo. Miedo a perder privilegios, miedo a la incertidumbre, miedo a que otros sean tan libres como uno. Por mi parte afirmo con Kobayashi que
«El hombre puede volverse tan fuerte como quiera; solo necesita encontrar la causa de su infelicidad» (Kobayashi, 1959), y para mí, esa causa es —precisamente— la falta de libertad.
¿No será que, al final, el «libertinaje» no es más que libertad que molesta a quien pretende controlarla?
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Nota bene:
Advierto que después del capítulo 74, como sucede siempre que cometo el desliz de relatar historietas políticas de los 70, se ha producido una notable disminución de los seguidores del canal.
Convengamos, dicho hasta la saciedad está, que este canal no es de derechas ni de izquierdas. Ese modelo de pensamiento, ese paradigma, ha quedado definitivamente superado y aunque se pretenda mantener vivo artificialmente, ya no es viable en la Nueva Era.
Podría poner ejemplos, de hecho los pongo a menudo, de personajes que se definen como pertenecientes a tal o cual ideología y cuyo comportamiento, no solo no se adapta a su pretendida adscripción sino que es reprobable desde cualquier perspectiva moral que se contemple.
Koldo, Berni, Ávalos, Torres, las Montero, la lista es interminable. Desde luego no predican con el ejemplo y ostentan el oprobio de encarnar los peores defectos humanos.
Tal fue el caso de ciertos maestros que pertenecían a órdenes religiosas y que, siempre con el sexo en mente, pontificaban sobre los límites de la libertad o sobre lo que era reprobable desde su punto de vista.
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REFERENCIAS
Lenin
Lenin no negaba la libertad como ideal, pero denunciaba su carácter de clase bajo el capitalismo. Para él, en una sociedad burguesa, la libertad era una ficción jurídica: mientras la clase dominante (dueños de fábricas, bancos, medios) ejerce su libertad para acumular poder, la clase obrera solo tiene «libertad» para elegir entre penurias. Como escribió en El Estado y la Revolución (1917):
«La libertad real exige igualdad material. Sin ella, la 'libertad' del obrero es la libertad de vender su fuerza de trabajo… o morir de hambre'»
En otras palabras: la libertad burguesa es la libertad de los explotadores para explotar; la del proletario, la 'libertad' de aceptar su explotación.
Nietzsche
«‘Ich muss’, ‘ich will’, ‘ich kann’: hier liegt der dreifache Schritt der freien Willens-Tat. Wer das ‘ich muss’ nicht überwindet, kommt nie zum ‘ich will’ (dem echten Wollen) und noch weniger zum ‘ich kann’ (der Tatkraft)».
«‘Debo’, ‘quiero’, ‘puedo’: aquí yacen los tres pasos del acto de voluntad libre. Quien no supera el ‘debo’ (la obligación impuesta), nunca llega al ‘quiero’ (el deseo auténtico) ni al ‘puedo’ (la capacidad de acción)» (Nietzsche, 2018)
Para Nietzsche, la libertad auténtica requiere revolucionar los valores heredados (‘transvaloración’, en su terminología), es decir, no aceptar como naturales las morales impuestas, sino crearlas desde la voluntad propia. Como explicaba en La genealogía de la moral (1887), la libertad comienza cuando rechazamos los valores que nos esclavizan (Nietzsche, 2018)
«Eine Umwerthung aller Werthe: das ist meine Formel für einen Akt höchster Selbstbesinnung der Menschheit, der in mir Fleisch und Genie geworden ist».
Nietzsche, F. (1887) Zur Genealogie der Moral. Leipzig: C.G. Naumann.
«Una transvaloración de todos los valores: esta es mi fórmula para un acto de libertad suprema del espíritu humano». (Trad. Andrés Sánchez Pascual)
Nietzsche, F. (2018) La genealogía de la moral. Madrid: Alianza Editorial. (Traducción de Andrés Sánchez Pascual).
«Umwerthung» (transvaloración) es un neologismo de Nietzsche, que no tiene un equivalente exacto en español. La traducción de Sánchez Pascual es la más aceptada en el ámbito hispanohablante.
«Fleisch und Genie» (carne y genio) se traduce como «espíritu humano» para mantener la coherencia con el resto de la obra.
Séneca
«No es libre quien hace lo que quiere, sino quien quiere lo que debe». (Séneca, 2020)
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Arendt, H. (1951) Los orígenes del totalitarismo. Madrid: Taurus.
Bakunin, M. (1882) Dios y el Estado. Barcelona: Tusquets.
Cervantes, M. de (1605) Don Quijote de la Mancha. Madrid: Real Academia Española.
Chomsky, N. (1988) Manufacturing Consent. Nueva York: Pantheon Books.
Epicteto (siglo II) Enquiridión. Madrid: Gredos.
Foucault, M. (1976) Historia de la sexualidad: La voluntad de saber. Madrid: Siglo XXI.
Kobayashi, M. (dir.) (1959) La condición humana. [Película]. Japón: Toho.
Nietzsche, F. (2018) Así habló Zaratustra. Madrid: Alianza. (Obra original: 1883-1885).
Real Academia Española (RAE) (2025) Diccionario de la lengua española. [En línea] Disponible en: dle.rae.es/libertinaje
San Francisco de Asís (2020) Escritos y biografías. Madrid: BAC.
Séneca, L.A. (2020) Cartas a Lucilio. Barcelona: Alma.
Torquemada, T. de (1484) Instrucciones a los inquisidores. Archivo General de Simancas.
